viernes, 18 de diciembre de 2009

¿Porqué el cielo no se nos cae encima?

¿PORQUÉ EL CIELO NO SE NOS CAE ENCIMA? Y LAS IDEAS DE LOS NIÑOS Y EL APRENDIZAJE DE LAS CIENCIAS.
En esta lectura se nos muestra la concepción del universo que tiene el pueblo de los cashinauas, quienes creen que los habitantes del cielo todos los días intentan cortar el árbol que sostiene al mundo , pero los comejenes malogran su propósito rellenando los huecos que en el día hicieron los hombres y de ese modo todos los días salvan a los hombres.
Con esta leyenda se nos da una idea de las concepciones que tienen los niños acerca de la forma en que ellos también imaginan el mundo.
Y es que muchos niños ya llegan a la escuela con ideas e interpretaciones de los fenómenos que estudian, aunque no hayan recibido ninguna enseñanza sistemática al respecto. Ellos crean esas ideas a partir de las experiencias cotidianas en todos los aspectos de sus vidas, a través de actividades físicas prácticas, de las conversaciones con otras personas y de los medios de comunicación.
Enseguida se mencionan las características de las ideas de los niños respecto de los fenómenos que se presentan en clases.
Son personales.
Cada niño describe e interpreta los fenómenos a su modo. Los sujetos interiorizan su experiencia de una forma propia, al menos parcialmente: construyen sus propios significados. Las observaciones que hacen los niños y sus interpretaciones de las mismas están influidas por sus ideas y expectativas.
Pero el carácter personal de esas ideas no quiere decir que no puedan ser compartidas por muchas personas. Los estudiantes, aun de países diferentes, pueden tener las mismas ideas o hacer idénticas interpretaciones de hechos semejantes.
Las ideas personales de los niños pueden parecer incoherentes.
Muchas veces el maestro percibe contradicciones en los alumnos aun cuando ellos no se dan cuenta de ellas. Estas se producen porque los criterios y la necesidad de coherencia tal como los percibe un estudiante no son los mismos que los del maestro; el niño no dispone de un modelo único que incluya al conjunto de conocimientos que posee el adulto.
Estas ideas son estables.
En muchas ocasiones, después de enseñarles algo a los alumnos, éstos no modifican sus ideas a pesar de los intentos del profesor para combatirlas mediante pruebas en contra de las mismas. Muchas veces los niños pueden ignorar las pruebas en contra o interpretarlas de acuerdo con sus ideas antecedentes. Aunque las nociones infantiles pueden ser persistentes, el estudiante no tiene por que tener un modelo completamente coherente del fenómeno presentado. Sus interpretaciones y concepciones pueden ser contradictorias, pero estables.
¿Cómo afectan estas ideas al proceso de aprendizaje?
Las mentes de los niños no son tablas rasas capaces de recibir la enseñanza de modo neutral. Lo que los niños son capaces de aprender depende, al menos en parte, de “lo que tienen en la cabeza”, así como del contexto de aprendizaje en el que se encuentran.
Es el modelo inducido por los científicos cognitivos; según él, la información se almacena en la memoria de diferentes formas y todo lo que decimos y hacemos depende de los elementos o grupos de elementos de esta información almacenada, que han sido denominados “esquemas”.
Un esquema puede referirse al conocimiento del sujeto acerca de un fenómeno específico (por ejemplo la sensación de frío suscitada por un objeto metálico) o a una estructura de razonamiento más compleja.
Por tanto, el término “esquema” denota las diversas cosas almacenadas e interrelacionadas en la memoria.
Estos esquemas influyen sobre la forma de comportarse y de actuar de una persona con el ambiente, y a su vez, puede ser influida mediante retroalimentación por ese mismo ambiente.
En la teoría científica, hay esquemas muy elaborados que representan conocimientos correspondientes a un campo concreto, como mecánica, luz o reacciones químicas.
Cada uno de nosotros tiene una organización característica de esquemas. La información adquirida está ligada a otra información y, aunque la nueva sea idéntica para varias personas, hay pocas probabilidades de que el enlace establecido entre esta información adquirida y la ya almacenada sea el mismo para dos personas distintas.
Cuando un estudiante manifiesta diversos conceptos contradictorios, se ponen en juego diferentes esquemas, estas ideas pueden ser estables todas ellas en tanto los esquemas las mantengan integradas en estructuras, de manera que el cambio de una de ellas requiera la modificación de una estructura y no meramente un elemento de la misma.
Al aprender ciencias, un alumno puede darse cuenta de que un hecho se opone a sus expectativas, de que no se ajusta a sus esquemas. Esto no implica necesariamente la reestructuración de sus ideas. Para ello, es necesario ofrecerle una amplia muestra de experiencias.
Una de las estrategias que permite adaptar mejor la enseñanza a los estudiantes consiste en tener en cuenta sus ideas previas. Esta adaptación puede darse de diversos modos:
- La elección de los conceptos que se enseñarán: algunas veces consideramos muchos conceptos obvios y se dan por sabidos, pero muchos pueden no ser captados por los alumnos. Esto puede llevar a serios problemas de aprendizaje.
- La elección de experiencias de aprendizaje: al conocer las ideas previas de los estudiantes, se pueden emplear experiencias que entren en conflicto con sus expectativas de manera que las obliguen a reconsiderarlas.
- La presentación de los objetivos de las actividades propuestas. Es importante debido a que al formular los objetivos de las tareas de aprendizaje los alumnos pueden reinterpretar las intenciones del profesor a su modo.
Concluyendo, podemos decir que el aprendizaje tiene lugar en la interacción entre las experiencias del alumno y por otra parte, entre las “entidades mentales”, las “ideas” o los “esquemas”, utilizados para interpretar y dar sentido a aquellas experiencias.

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