viernes, 18 de diciembre de 2009

La meteorología y el origen de las aguas.

LA METEOROLOGÍA Y EL ORIGEN DE LAS AGUAS

En esta lectura continúa la investigación de las explicaciones relativas al origen de los cuerpos celestes añadiendo a ellos el análisis de la explicación del origen de las aguas.
Los niños identifican las nubes con el humo, y las nieblas o la lluvia con el aliento o la saliva.
En general encontramos a propósito de la meteorología y las aguas, las mismas explicaciones que a propósito de los astros.
Cuando los niños son mayores, ya los niños buscan una explicación física. Encontramos, pues, el mismo proceso de evolución que en las explicaciones relativas a los astros: el paso del artificialismo integral a las explicaciones más y más positivas.
LA BÓVEDA DEL CIELO.
Para los pequeños, (de dos a seis años), el cielo está situado aproximadamente a la altura de los tejados o de las montañas. Además constituye una bóveda que llega al horizonte.
Pero sucede también que el cielo se concibe como una corteza de nubes endurecidas. Los párvulos (tres-cuatro años) dicen ordinariamente que el cielo es azul; a continuación el azul llega a ser la piedra, la tierra, el vidrio, el aire o las nubes, pero durante la primera etapa el cielo se concibe casi siempre como sólido.
Durante la segunda etapa, el niño se esfuerza por encontrar una explicación física del origen del cielo. La “causa eficiente” de la formación del cielo cesa, pues, de ser artificialista. Pero la materia de que está hecho el cielo permanece dependiente de la actividad humana: el cielo está compuesto de nubes y las nubes salen de las chimeneas de los barcos, de las casas, etc.
Durante la tercera etapa, el niño llega a desembarazarse de todo artificialismo. El cielo es de aire o de nubes. Se ha formado solo. Las nubes de que está hecho son de origen natural. En esta etapa la idea de una bóveda sólida está, además, en camino de desaparecer.
LA CAUSA Y LA NATURALEZA DE LA NOCHE.
Para esta explicación puramente artificialista se pueden distinguir cuatro etapas.
Durante la primera etapa, el niño se limita en el fondo a explicar la noche por su utilidad, lo que muestra bien claro el punto de partida de todo artificialismo.
Durante la segunda y tercera etapa la explicación es semiartificialista, senmifísica; la noche es una gran nube negra movida por fuerzas humanas y que llena toda la atmósfera (segunda etapa) o que tapa sencillamente el día (tercera etapa) Por último, durante la cuarta etapa la noche se explica por la desaparición del sol.
EL ORIGEN DE LAS NUBES.
Para el niño, el cielo y la noche están esencialmente formados de nubes. Importa, pues, ahora precisar de dónde provienen las nubes.
Podemos distinguir tres etapas en la evolución de las explicaciones relativas al origen de las nubes. Durante la primera (hasta cinco-seis años en Ginebra) la nube, considerada como sólida, está concebida como enteramente fabricada por los hombres o por Dios.
Durante la segunda etapa (de seis-nueve años) el niño explica las nubes por el humo de los tejados y precisa que si no hubiera casas no habría nubes. El artificialismo es, pues,más indirecto que durante la primera etapa, pero todavía muy sistemático. Por último, durante la tercera etapa, (desde los nueve-diez años) las nubes tienen un origen enteramente natural; la nube es aire condensado o la humedad, el vapor, el calor, etc.
EL TRUENO Y LOS RELÁMPAGOS.
El problema de las tormentas interesa a todos los niños. Se pueden coleccionar innumerables preguntas sobre el trueno y el relámpago. Las de los primeros años, hasta los seis, son manifestaciones artificialistas en su forma misma. Las respuestas obtenidas se clasifican fácilmente en tres etapas. Durante la primera, el trueno y los relámpagos están considerados como fabricados ya en el cielo o en las montañas.
Durante la segunda salen, según un proceso natural, de las nubes o de los astros, los cuales son, a su vez, considerados como teniendo un origen artificial.
Durante la tercera etapa, el origen de las tormentas es enteramente natural.

LA FORMACIÓN DE LA LLUVIA.
El problema de las representaciones relativas a la lluvia es uno de los más interesantes que plantea el artificialismo infantil. Si las nubes se han considerado durante las primeras etapas como piedra o humo, no había ninguna razón para que la lluvia saliese de las nubes más bien que del mismo cielo.
Al respecto, podemos clasificar las respuestas dadas por los niños en tres etapas, según que la lluvia se explique por un artificailismo integral, un artificialismo mitigado o un procedimiento natural.

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